domingo, junio 03, 2007

Un Robo a la Rutina







Cuando lo cotidiano pasa a ser parte de
un circulo invariable, continuo, común,
se transforma en algo viciado, una rutina
que carcome la imaginación limitando a
un quehacer repetitivo.
Un ambiente rígido no permite el
desarrollo libre al ejercicio como
estudiantes, como futuros arquitectos.
Si se mira fríamente, la actividad se reduce
a las horas de taller pero no se sigue haciendo
o viviendo ARQUITECTURA a lo largo del día.
Lo cotidiano debe ser un viaje, un intervalo entre
dos tiempos, entre dos vidas, un momento robado
a la rutina.
Son los minutos robados a una existencia quizás
demasiado medida, demasiado normada.
Una instancia de dialogo, de debate, de comentar no existe…
no existe aquella acción que desencadene una reacción.
Y esa reacción buscamos con una propuesta,
romper la rutina por un momento, crear ese tiempo,
quizás un lapsus, en que el edificio deje de ser tal
y se transforme en ESCUELA.

”El mito de la cabaña primitiva ha dado pie a la idea de que la Arquitectura, negociando con piedras, ramas y hojarascas, tenia por objeto el montaje físico y material de esos refugios. Pero son pocos los que, leyendo el Libro I de Vitruvio, han comprobado que para él la Arquitectura debía ser el lugar en el que se produciría el nacimiento del fuego y de la palabra…”

El edificio es mudo, solo escucha ruidos
de un caminar, o poniendo oido del deslizar
de lapices sobre un papel. El edificio debe
cobrar vida, ser socializado, empaparse
del calor que emana del fuego.
El fuego como elemento, como símbolo
de libertad, como llama de sabiduría,
fundirá la accion con el objeto, el que
cobrará vida deteniendo el tiempo en
un espacio. Nacerá la palabra para definir
ese tiempo, nacerá la palabra
para definir la accion, nacerá la palabra
para definir La Escuela.
Quizas las palabras puedan arder con el fuego
y volaran como cenizas,
pero esas cenizas serán eco en un futuro…







1 de Junio del 2007
"...una todos los uno..."

fotos por: C. Valladares, B. Araya